Si hubiera un paraíso para los conejos habría que buscarlo en Okunoshima
En esta isla japonesa, sin ningún depredador natural, los conejos
salvajes que la habitan se han multiplicado y se dedican a correr detrás
de los humanos suplicando ser alimentados.
Okunoshima es una pequeña isla japonesa,
situada en el Mar Interior de Japón, relativamente cercana a la ciudad
de Hiroshima. Es accesible por ferry desde Tadanoumi y Omishima. Es un
popular destino para viajes de un día o de fin de semana. ¿Por qué?
Porque este lugar está completamente poblado de conejos y atrae a miles
de amantes de los animales cada año, que acuden a alimentar a los
conejitos por tratarse de uno de los pasatiempos más relajantes.
La isla tiene un pasado tan oscuro como sucio, ya que desde
principios del siglo XX sirvió de base para que el Ejército Imperial
fabricase allí al menos 5 tipos de gases venenosos entre 1929 y 1945,
produciendo más de 6.000 toneladas de tal arma mortífera. Era tal el
secretismo que la isla fue eliminada de los mapas oficiales y los
trabajadores juraban guardar en secreto su actividad. Pero, ¿qué tiene
esto que ver con los conejos? Pues que éstos eran los animales
utilizados en la planta química para poner a prueba la eficacia de las
armas letales.
Cuando se desmanteló el complejo químico, los conejos supervivientes
hicieron lo que mejor saben hacer, es decir reproducirse como tales, y
ahora la isla es el hogar de una numerosa colonia que le vale el
sobrenombre de “Usagi Shima” o Isla Conejo. La isla cuenta con
lugares de acampada y senderos a los que los conejos, que viven en
estado salvaje pero muestran un carácter altamente amistoso, acuden en
masa al encuentro de los visitantes a quienes persiguen literalmente
suplicando comida.
Foto: Okunoshima - The Bunny Rabbit Island. / Benjamin Brady
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