Mljet huele a pino y a sal por sus verdes pinares y sus lagos salados
Esta isla croata se podría describir como un pequeño paraíso de color
verde y azul, un lugar mágico, cargado de historia y leyendas, que
cautiva a quién lo visita.
La isla de Mljet, perteneciente a Croacia, se encuentra al sureste de
Dalmacia y muy cerca de Dubrovnik. Tiene una forma alargada, con una
longitud máxima de 37 kilómetros y una anchura media de unos 3
kilómetros, para una superficie de 100 kilómetros cuadrados que albergan
una población de poco más de 1.000 habitantes repartidos en múltiples
aldeas.
Es una de las islas más seductoras de todas las que existen en el
Adriático. Está cubierta en gran parte de bosques y salpicada de campos,
viñedos y pequeñas aldeas. El tercio noroeste de la isla está ocupado
por el Parque Nacional de Mljet, cubierto de exuberante vegetación, con
bosques de pinos, y espectaculares lagos de agua salada. Cuenta la
leyenda que aquí estuvo cautivo Ulises durante siete años y, por la
belleza del lugar, seguramente no se arrepintió de la situación.
A Mljet va uno a relajarse, a disfrutar de su Parque Natural, de la pesca, el senderismo y la tranquilidad. Su naturaleza se conserva intacta igual que su misticismo. Se considera la isla más verde de Croacia con un mar claro y limpio que baña una costa de arena suave. Son apreciados sus vinos, tanto blancos como tintos, las aceitunas y el queso de cabra. Gozan de fama internacional los lagos salados de Veliko y Malo Jezero, así como el antiguo monasterio benedictino que se levanta en una pequeña isla de lago Veliko. Tiene conexiones regulares de ferry con Dubrovnik, Orebic y Korcula.
Foto: Prozurska Luca, Mjlet. / Morten Smalby
Mundiario
A Mljet va uno a relajarse, a disfrutar de su Parque Natural, de la pesca, el senderismo y la tranquilidad. Su naturaleza se conserva intacta igual que su misticismo. Se considera la isla más verde de Croacia con un mar claro y limpio que baña una costa de arena suave. Son apreciados sus vinos, tanto blancos como tintos, las aceitunas y el queso de cabra. Gozan de fama internacional los lagos salados de Veliko y Malo Jezero, así como el antiguo monasterio benedictino que se levanta en una pequeña isla de lago Veliko. Tiene conexiones regulares de ferry con Dubrovnik, Orebic y Korcula.
Foto: Prozurska Luca, Mjlet. / Morten Smalby
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