lunes, 9 de mayo de 2016

Deportivo


Se acabó la pesadilla: el Depor salva la temporada con más pena que gloria

Seguirá otro año en primera tras una segunda vuelta cuyo premio no merecía ser otro que descender de categoría si no fuera una liga tan desigual con equipos todavía peores.

No voy a decir que no me alegra que el Deportivo se mantenga en primera pero, ¿se lo merece?. Desde luego que la afición sí porque se siente de primera y su apoyo es incondicional, la ciudad también porque representa promoción y flujo turístico, y a Galicia no le viene mal lo del derbi con el eterno rival, el Celta. La pregunta no se puede responder afirmativamente si repasamos la plantilla, la cual creo que mayoritariamente anda escasa de talento, compromiso, actitud y aptitud, con un entrenador aquejado de una parálisis técnico-táctica, de todo lo cual es responsable principal un presidente de comportamiento tibio.

Este agónico desenlace ya nos lo maliciábamos algunos cuando en enero pasado cayó eliminado de la Copa del Rey en el partido de vuelta de una ronda teóricamente ganada después del partido de ida, ante un equipo menor que le pintó la cara en Riazor con un 0-3. Desde ese momento, incluso antes, entró en caída libre y se equivocaba quien vaticinaba que no se podría repetir un bochorno semejante al sufrido ante el Mirandés.

No está la cosa para pedir un equipo como aquel que hace unos años se paseaba por todo el continente tumbando campeones de Europa, al que el Madrid o el Barcelona visitaban con complejo de inferioridad, pero si un conjunto que salga al campo con orgullo y dignidad. También hay que reconocer que aquella ilusión se construyó a crédito por una directiva con un presidente que acabó encomendándose a Dios y a la historia, por no decir a su estómago, para dejar en herencia la realidad actual.

De la gloria se pasó al declive y en el fin de ciclo, con el equipo cargado de fichajes morenos, las malas lenguas ya decían que salía al campo con once gallegos, uno de Ribeira y el resto de Negreira, o también que era un equipo como el Ducados, blanquiazul por fuera y negro por dentro. En fin, ya vendrán tiempos mejores.

Foto: Estadio de Riazor. / PrishtinaLund



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