martes, 18 de abril de 2017

Île de Ré


Si te gusta pedalear pero llevas mal las cuestas Île de Ré es un buen destino

Más de 100 kilómetros de carril bici perfectamente acondicionado y un desnivel máximo en torno a los 20 metros hacen de esta luminosa isla un paraíso para los cicloturistas.

Con el vocablo “Re” nos referimos a la segunda nota musical (Resonare fibras), que tiene dos tonalidades, Re mayor y Re menor, con dos variantes, Re bemol mayor y Re sostenido menor. Como prefijo “Re” denota, según la palabra a la que se une, repetición (Recargar), énfasis (Resalado), negación (Reprobar) o detrás de (Recámara).

Ré, de nombre Cayetano, también fue un renombrado futbolista de origen paraguayo que triunfó en el Barça de los años 60. Quizá por eso lo que me está viniendo a la memoria al pensar en “Re”, es una isla francesa españolizada temporalmente al final de la primavera del año pasado al ser el lugar elegido por la selección española de fútbol como lugar de concentración para la Eurocopa de Francia. Una participación que se saldó con 2 victorias y 2 derrotas cayendo eliminada en octavos de final con más pena que gloria.

La isla de Re (Île de Ré) es un lugar paradisíaco, una isla casi plana y alargada, de contorno sinuoso, con una superficie de unos 85 kilómetros cuadrados y unos 17.000 habitantes. De hecho, originariamente eran 3 islas que, con los sedimentos de la explotación salina por parte de los romanos, acabaron uniéndose. Se sitúa en la costa occidental francesa, frente a la ciudad de La Rochelle, a la que está unida desde 1989 por un puente de 3 kilómetros. Es un lugar que atrae gran cantidad de turistas, con muchos hoteles, casas de huéspedes y campings. Al carecer prácticamente de desniveles y teniendo un parque automovilístico muy escaso, toda la isla está trufada de sendas para bicicletas cuyo alquiler es muy fácil en cualquier punto de la misma y antes de cruzar el puente, situación a la que anima el elevado peaje por cruzarlo a motor. La mayoría de las casas de los lugareños son blancas con llamativos colores en las ventanas y proliferación de flores por todas partes. Otros atractivos son su luz, sus playas infinitas de arena fina y su flora y fauna, que cobra intensidad en otoño como parada de aves migratorias en su ruta hacia el sur.

Foto: Puente a la Isla de Re. / Lucien Vatynan


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