Un gran ejemplo de recuperación de vida salvaje se encuentra en Gorongosa
Este parque africano del centro de Mozambique es un hermoso destino como
safari y uno de los mayores éxitos de gestión en cuanto a la
conservación de la vida salvaje.
El Parque Nacional Gorongosa, uno de los mayores de Africa, a través
de un consorcio público-privado, ha conseguido en los últimos 20 años un
modelo de conservación que equilibra las necesidades de la vida salvaje
con las de las personas a través de la actuación sobre cuatro pilares
básicos: Turismo, conservación, ciencia y comunidades locales.
Con unos 4.000 kilómetros cuadrados, se sitúa en el corazón de
Mozambique, ocupando el extremo sur de la Gran Valle del Rift y parte de
las mesetas circundantes. La llanura es inundada estacionalmente por
los ríos que nacen a cerca de 2.000 metros de altura en el monte
Gorongosa creando, según los diferentes tipos de suelo, una gran
variedad de ecosistemas distintos: Pastizales, matorrales, arboledas o
sabana, poblados por grandes mamíferos, carnívoros y herbívoros, en
claro proceso de recuperación después de haber sido esquilmados en más
de un 90% a finales del siglo XX.
Las fuentes naturales de la vida del parque están en el monte
Gorongosa, un macizo de granito que recoge la humedad procedente del
océano Indico y que alimenta sus cuatro ríos principales: Nhandare,
Chitunga, Muera y Vunduzi. Estos ríos, que fluyen por las laderas de la
montaña entre densos bosques formando barrancos y cascadas, nutren de
agua al parque y a todas las comunidades que habitan en las
inmediaciones, sin la cual la exuberancia de vida en esta zona de África
nunca sería igual. Pero su recuperación también depende del turista,
puesto que el dinero de cada visitante contribuye a salvarlo.
Foto: Antílopes del Gorongosa. / Marco Salazar
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