Le tengo tanto cariño a las gaviotas como el que ellas le tienen a los búhos
Por ser un ave oportunista, capaz de comer casi de todo, por su
longevidad, su facilidad reproductora y lo que contamina y destroza, la
gaviota se ha convertido en una plaga.
Exponer la idea que hoy me ronda la cabeza puede que no guste mucho a políticos y ecologistas. Pero como casi siempre he dicho lo que pienso, y no siempre pensando lo que digo, he de manifestar que las gaviotas son una plaga, son unos bichos agresivos, odiosos y odiados, y no acierto a comprender que beneficio aportan al ecosistema.
Bueno, reconozco que bien fotografiadas, en contraste con una puesta de sol o planeando sin mover las alas en un día de viento nos brindan plásticas imágenes. Ay, pero cuando abren la boca, se diluye la estética. Odio que me interrumpan la siesta con esas voces, que me salpiquen los cristales con sus excrementos soltados al vuelo, que me levanten las tejas de la casa para anidar, que roben los bocadillos a los niños en la playa o los gofres en calle Príncipe.
Al margen de mi inquina personal, objetivamente son responsables de problemas tales como corrosión y degradación de edificios, atascos en desagües y bajantes de agua, malos olores y ruidos molestos a horas intempestivas, destrozos en plantas y jardines y, lo peor, transmisión de enfermedades y parásitos. Para combatir este problema hace falta algo más que colocar búhos de pega en las terrazas de las cafeterías.
Foto: El atrevimiento de la gaviota / www.encuentos.com
http://www.mundiario.com/articulo/sociedad/tengo-tanto-carino-gaviotas-ellas-tienen-buhos/20140621210015019479.html
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