Illa Coelleira fue habitada por monjes benedictinos y caballeros templarios
Es una de las cuatro islas atlánticas relacionadas por haber acogido
monasterios dedicados a San Miguel junto con Mount Saint Michael
(Bretaña), Skelling Michael (Irlanda) y Saint Michael’s Mount
(Cornualles).
Con el tamaño de 4 campos de futbol, vista desde Estaca de Bares en
el extremo opuesto de la bocana de la Ría de O Vicedo (Lugo) y a medio
kilómetro de la costa en Punta Cameiro, emerge Illa Coelleira rodeada de
los islotes de Cabaliño, Percebosa y Carabelas. Y cuando se dice
emerge, el término es el más apropiado porque tratándose de una isla tan
diminuta supera los 80 metros de altura, coronada por un faro.
Debe su nombre a que en otro tiempo acogía una numerosa colonia de
conejos, “coellos” en gallego. Hoy se ha convertido en un privilegiado
refugio de aves, llegando a contabilizarse más de quince mil nidos de
dos docenas de especies avícolas diferentes, como gaviotas claras,
cormoranes o araos, así como otras que la utilizan a modo de escala en
su migración desde Islandia o Groenlandia hacia el continente africano.
También estuvo habitada por el hombre y rodeada de leyendas. La
historia dice que en la Edad Media, durante el reinado de Leovigildo, se
estableció allí el monasterio benedictino de San Miguel cuyo priorato
fue aniquilado por las incursiones normandas previas a la Edad Moderna,
no sin antes servir de refugio a un grupo de caballeros templarios. La
leyenda cuenta que una noche, mientras repicaban las campanas, unos
“verdugos” degollaron a todos los monjes menos a uno que se salvó al
huir vestido de paisano refugiándose en O Vicedo, en una casa que
todavía hoy se conoce como “Casa do Paisano”.
Mundiario
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