Hay islas fantasmas que aparecen en mapas históricos pero nunca existieron
El registro de islas inexistentes en los mapas es un caso repetitivo a
lo largo de la historia, incluso en la actualidad, fruto de espejismos,
leyendas, duplicidades o simple ignorancia.
Dejando al margen las islas inventadas por la mitología, la
literatura o las series de televisión, una isla fantasma es una isla que
se creía su existencia pero que en realidad no existe. Durante toda la
historia de la cartografía han aparecido islas de este tipo en los mapas
debido a errores en la exploración o la elaboración del propio mapa, y
no es cosa del pasado porque hoy en día hay islas cuya existencia no
está definida de manera satisfactoria.
Umberto Eco en su libro “Historia de Las Tierras y Los Lugares Legendarios”
mencionaba varias islas de esta categoría, como Sandy Island, una isla
que hasta 2012 aparecía incluso en Google Earth y que se ha constatado
que no existe; las islas Maria-Theresa y Ernest-Legouvé, situadas entre
Tuamotu y Nueva Zelanda según el Atlas Geográfica Mundial pero que nunca
se encontraron; o Júpiter Reef, Wachusett y Rangitiki, cuya existencia
nadie ha podido probar.
Los casos más actuales y llamativos son Sandy Island e Isla Bermeja.
La primera, situada en el Mar de Coral, entre Australia y Nueva
Caledonia, figuraba en los mapas desde 1876 tanto en papel como en
formato digital hasta que hace cuatro años científicos de Universidad de
Sídney demostraron que en las inmediaciones de su ubicación no existe
tal y el mar tiene una profundidad de 1.400 metros. La segunda, que
figura en los mapas desde el siglo XVII, se encontraría en Golfo de
México, al norte de Yucatán, pero la Secretaría de Marina de México la
da por desaparecida en 1997, "desaparición" que es objeto de
controversia por ser relevante en la determinación de la frontera
marítima entre México y Estados Unidos en un mar rico en petróleo,
llegando a especularse en México con una teoría de la conspiración por
la cual la CIA habría dinamitado la isla en la década de 1970 con el
objeto de robar a México parte de sus reservas de petróleo.
Mundiario
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