Grandes columnas de basalto reciben al visitante que llega por mar a Staffa
El acercamiento a bordo de un barco a la isla de Staffa es
impresionante, columnatas de rocas basálticas flanqueando cuevas
profundas inspiran al visitante la visión de un gigantesco órgano.
Staffa es una pequeña isla deshabitada, cuya superficie ronda la
tercera parte de un kilómetro cuadrado, situada al oeste de Escocia y
perteneciente a las islas Hébridas. Fue bautizada con este nombre, que
significa “isla de las columnas”, por los vikingos debido a que el
basalto de su paisaje les recordaba a sus casas construidas a partir de
troncos colocados verticalmente.
Es una isla totalmente volcánica, probablemente más conocida por sus
características geológicas únicas en forma de columnas prismáticas de
basalto y las numerosas cuevas como Fingal’s Cave que por otra cosa.
Aunque históricamente no jugó un papel importante fue visitada por
muchas personalidades tales como Félix Mendelssohn, al que le inspiró la
composición de la Obertura de las Hébridas, el escritor del
romanticismo Sir Walter Scott, el poeta William Wordsworth, la reina
Victoria y su esposo el príncipe Alberto de Sajonia, Julio Verne o el
Doctor Livingstone.
Hoy Staffa pertenece al Patrimonio Nacional de Escocia y es
frecuentemente visitada por los turistas debido a su singular belleza
natural. A parte de las impresionantes columnas de basalto de tal
precisión geométrica que es difícil creer que fuesen creadas por la
naturaleza, la atracción más prominente y famosa es la Cueva de Fingal,
una gran cueva en el mar, en el extremo sur de la isla, con 20 metros
de altura y 75 metros de largo, formada por acantilados de columnas de
basalto hexagonal.
Foto: Isla Staffa. / Ulrich Schlaugk
Mundiario
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