Comparable a la fiebre del oro de California ha sido la Victorian Gold Rush
En 1851 se descubrió oro en Ballarat y
se fueron realizando más descubrimientos a lo largo de toda Victoria,
con minas tan importantes que la población y la economía crecieron
desmesuradamente.
Cuando en 1788 los británicos llegaron a Australia,
concretamente a los alrededores de Sídney, con una flota de 11 barcos y
1.400 personas a bordo, entre las que se encontraban 800 reclusos, para
establecer su primer asentamiento y reclamar Australia para la corona,
no se imaginaban que estaban llegando a una tierra trufada de
yacimientos de oro, un hecho que atrajo a la colonia de Victoria a más
de medio millón de europeos y chinos que se apresuraron para construir
una fortuna alrededor del preciado metal.
La fiebre del oro, “The Victorian Gold Rush”, tomó forma en 1851 con
el hallazgo de los primeros yacimientos importantes en Bathurst,
Ballarat y Bendigo. Así fue que la población de Victoria se multiplicó
por siete en diez años, una estadística que por sí sola habla del
alcance y popularidad de la fiebre del oro, que atrajo a prospectores,
aventureros, mineros y todo tipo trabajadores desde muy lejos. La
migración fue de tal envergadura que se ha estimado que un 2% de los
habitantes del Reino Unido se trasladaron a Victoria en la década de
1850. La población de Melbourne, capital de Victoria, aumentó
exponencialmente superando en 1865 a Sídney como la ciudad más grande y
rica de Australia, para convertirse en 1880 en la ciudad más rica del
imperio británico después de Londres.
Antes de la fiebre del oro, Australia no era más que un puesto de
avanzadilla del Imperio a donde se enviaban los convictos para
establecer las colonias, pero con la fiebre del oro Australia se
convirtió en el hogar de un montón de gente. El descubrimiento de oro en
Victoria precipitó el final de la deportación de prisioneros a
Australia, al razonar que su traslado ya no era un castigo si no un
boleto para obtener fortuna. Después de la fiebre del oro ha quedado un
legado que se recoge en el “mateship” un término que, aunque se traduce
por compañerismo, es un concepto que encarna la igualdad, la fidelidad y
la amistad, presente en el carácter nacional australiano a lo largo de
su historia.
Foto: El río del oro, Murray River. / Peter Kastner
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