Entre los métodos captura del atún el de la almadraba es el más respetuoso
La almadraba es un laberinto de redes que recibe al atún evitando que se
pueda escapar, manteniéndolo con vida, sin sufrir estrés y pudiendo
seleccionar los ejemplares a capturar.
El “thunus thynnus”, atún rojo o cimarrón, entre abril y
agosto, cruza el estrecho de Gibraltar procedente de las inmediaciones
del Círculo Polar Ártico y de las costas noruegas, dentro de un largo
viaje hacia el Mar Mediterráneo, donde las condiciones ambientales
favorecen su reproducción, salvo para los que quedan atrapados en la
almadraba. Se trata de una especie muy apreciada cuyos ejemplares
mayores pueden alcanzar los 3 metros de longitud y superar los 700 kilos
de peso.
La almadraba, cuyo vocablo como casi todas las palabras que empiezan por “al”
procede del árabe y que se identifica como un lugar de lucha, es un
arte de pesca utilizado desde la época de los fenicios en las costas
andaluzas, principalmente en la provincia de Cádiz, en pueblos como
Conil de la Frontera, Barbate, Zahara de los Atunes o Tarifa. Es una
técnica ancestral que dicen respetuosa con la especie y el medio
ambiente, que consiste en montar un laberinto de redes cerca de la costa
que intercepta el paso de los atunes en su migración del Atlántico
hacia el Mediterráneo durante el final de la primavera y el principio
del verano.
En esta zona, durante la época de captura, se celebran fiestas
gastronómicas en las que la degustación del atún salvaje se convierte en
un reclamo turístico, lo mismo que la posibilidad de vivir desde un
barco la “levantá”, que es el acto final de la captura de los atunes
rojos, o de participar en el “ronqueo”, que viene siendo el despiece de
este pescado del que todo se aprovecha, de ahí que muchos le llamen “el
cerdo del mar”.
Mundiario
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